El objetivo de las terapias con ARN es similar al de las técnicas genéticas como CRISPR / CAS. Esto es curar enfermedades de manera específica, corrigiendo directamente las “instrucciones genéticas”.
Sin embargo, como explica el profesor Rubén Artero – catedrático de genética de la Universidad de Valencia -, lo importante no es tanto lo que se consigue (que ya lo conseguían las técnicas de modificación del ADN), sino lo que se evita.
Las terapias con ARN son más seguras porque no realizan cambios permanentes en el ADN; por lo que, en caso de errores – como mutar genes críticos sobre los que no deberían actuar -, el organismo se encargaría de solucionarlo, sin necesidad de intervención médica.
Tipos de terapias con ARN
Existen distintos tipos de ARN y cada uno de ellos cumple una función diferente. Aquí hablaremos de las terapias que actúan sobre el ARN mensajero, por ser las más comunes.
El ARNm se encarga de transportar una copia de las instrucciones genéticas desde el ADN nuclear hasta los ribosomas, fuera del núcleo, donde se procesarán las proteínas.
En función de cómo se interacciona con el ARN, podemos distinguir dos tipos de terapias:
Terapia ARN de proteínas funcionales
Cuando la terapia actúa sobre el ARN mensajero que está dañado, reemplazándolo por otro funcional. Éste producirá proteínas sanas que sustituirán a las dañadas.
Ésta es la tecnología que se utiliza para fabricar las vacunas de ARN. De esta forma, logran estimular el organismo para que produzca respuestas defensivas específicas para un patógeno concreto, sin necesidad de introducir este patógeno.
Se utilizan, por ejemplo, en algunas vacunas contra la gripe o la rabia. También en algunas de las vacunas más administradas contra el COVID-19. Como algunos tumores se comportan como patógenos, este tipo de vacunas se utilizan también contra el cáncer.
Terapia ARN antisentido
Hace uso de segmentos pequeños de ácido nucléico antisentido (complementario a una secuencia concreta de un gen). Éstos se unen al ARNm y evita la producción de la proteína que esté mutada. Así, se bloquean anomalías genéticas.
En algunos casos, además de lo descrito, se emplea otro tipo de ARN. Éste da instrucciones a las propias proteínas para que destruyan el ARNm que crea las proteínas defectuosas.
Se utiliza sobre todo en tratamientos para la hemofilia, reducir los niveles de colesterol LDL y en los trasplantes de riñón.
Terapias con ARN para enfermedades raras
Además de ser más seguros que otras técnicas, los tratamientos con ARNm están alcanzando grandes logros en la lucha contra las enfermedades raras. Algunas de estas victorias de la medicina han sido las siguientes:
Patisiran
Es el primer medicamente efectivo para la amiloidosis. La miloidosis es una enfermedad genética degenerativa, progresiva y letal en la que versiones anormales de la transtiretina se depositan en distintos tejidos, en especial en los nervios periféricos y en el corazón.
Spinraza
Que combate la atrofia muscular espinal (principal causa genética de muerte en bebés). Spinraza llevó a Adrian Krainer y a Frank Bennett a ganar el premio Breakthrough en 2019.
Distintas vacunas contra el SARS-COV2
Que lograron en tiempo récord combatir la pandemia. Actualmente no estamos en condición de valorar todas sus implicaciones.
Retos pendientes para las terapias con ARN
Como hemos visto, la tecnología de ARN aplicada al tratamiento clínico ofrece muchas ventajas frente a los tratamientos tradicionales.
En la mayor parte de los casos, además de ser eficaces, se consideran altamente seguras. Sin embargo, no podemos obviar algunas dificultades que estas técnicas todavía no han superado del todo:
Hacer llegar el ARN sano a su destino
El ARN introducido tiene que actuar en algunos tejidos en concreto y el “viaje” es uno de los grandes problemas a los que los científicos se están enfrentando.
En algunas vacunas específicas, esta dificultad ya ha sido superada, pero todavía quedan muchos tratamientos que están en fase de ensayo clínico precisamente por este factor.
Coste
El coste – económico y técnico- de la preservación de las dosis.
Efectos adversos
No conocemos todos los posibles efectos adversos de algunos de estos tratamientos.
Si bien esta tecnología lleva estudiándose alrededor de 30 años, no ha sido hasta 2020 cuando se ha podido estudiar sus efectos en una muestra de población tan grande (por la pandemia del coronavirus).
No cabe duda de que esta tecnología abre grandes oportunidades para el futuro; sin embargo, algunos científicos opinan que todavía es pronto para poder conocer los posibles efectos a largo plazo.
Texto revisado por la Doctora Pilar Arca Miguélez, Responsable Científica de Ampligen